— Editorial -- eltabiuno.space de Tabio, Cundinamarca, Colombia.

De los eucaliptos las abejas sacan muy buena miel, del carretón también, no sé por qué las cerezas criollas se acabaron. También viene a la mente esa florecita amarilla que se llama guerrillera o las uvas camaronas, el lulo de perro. El tomate es primo de la papa y de la uchuva, las rosas de las moras, las piñas de los quiches y, a su vez, el chusque de la mazorca. La verdad casi no recuerdo toda esa información, que en algún momento tuve.

Cuando era joven y bello me fui de la casa a buscar fortuna a un país vecino llamado Ecuador. Fue en aquella época después de la caída de las Torres Gemelas. Estados Unidos estaba en guerra con Irak en la búsqueda desenfrenada de venganza contra Osama Bin Laden, y mientras esto ocurría el dólar llegó estar a 3.200; estamos hablando de 2002. Yo mientras tanto vivía en el bosque nublado cerca de un caserío que se llama Tandayapa; Ecuador estaba recientemente dolarizado y era una gran oportunidad para ganar dinero y convertirlo a nuestros devaluados pesos.

En ese entonces noté muchas diferencias entre los dos países, primordialmente que una gran fuente de trabajo en Ecuador estaba en el buen trato a los extranjeros, y como primera recomendación se les decía que a la frontera colombiana no se acercaran ni a 200 kilómetros de distancia. El turismo llegaba hasta Otavalo y de ahí hacia el norte se consideraba zona roja; en las embajadas de todo el mundo Colombia no era un país recomendable para viajar. No sé si esto haya cambiado y de pronto ya estemos en alerta naranja pero lo que si es cierto es que en veinte años Colombia sigue siendo un país hermoso y lleno especies que mágicamente conviven.

Los viajeros del primer mundo exploran la naturaleza en estos países en desarrollo, y aparte de ser excéntricos en sus intereses y finos en sus dietas son vulnerables y toca cuidarlos como bebés, pues en estos países donde es la ley del mas fuerte, corren mucho peligro. Cada pieza del equipo de un extranjero de estos vale miles de dólares (botas, cámaras, maletas, computadores) lo que para los ladronzuelos de por acá significa trabajo, entonces ellos requieren de alguien bueno para que les traduzca, les guíe y a su vez espante a los amigos de lo ajeno.  

Conocer de aves y plantas no es como montar en bicicleta, todos los nombres de las familias, especies, cantos y siluetas se olvidan a medida que pasa el tiempo. La observación de aves es un músculo que toca ejercitar; madrugar a buscar pájaros es la disciplina de estar entre el bosque bajo la lluvia a las 5:30 de la mañana con los ojos prendidos y sin hacer ruido, es muy retador.

El pajareo es una actividad competitiva donde el honor de la palabra cuenta como suficiente al proclamar haber visto un pájaro; entonces las personas van tachando de la lista de todos los que existen en el mundo cada uno que van viendo, y en cualquier oportunidad que tienen se van a alguna parte del mundo buscando pájaros y tachándolos de la lista.

Entre los arbustos, humedales y las montañas que nos rodean hay más o menos 170 especies de aves, más o menos cinco de ellas colibríes, uno de ellos la estrellita del bosque Spectacle Woodstar; es un pequeño pájaro de cuello morado y collar blanco, la hembra tiene el pecho blanco, el cuerpo café y un sombrero verde. Ese colibrí es fácil de ver y aparece por ahí; también está el Booted Raquet Tail, que traduce cola de raqueta con botas y es inclusive más pequeño que el Spectacle Woodstar, tiene dos plumas largas en la cola con la punta en forma de raqueta y unas botas de plumas frondosas blancas como la nieve.

Hay un pájaro que en la claridad es difícil ubicarlo, canta en tres tiempos fa fá fa.  Es de la familia Rhinocryptidae, su nombre común es Tapaculo Ocelado, utiliza un camuflado oscuro en la tonalidad carmelita ocre, de un color bronce rojizo quemado y tiene bastantes puntos blancos en las alas y el pecho. Este pájaro no se eleva a más de un metro del suelo, está siempre escarbando, buscando gusanos y también se alimenta de uno que otro vegetal; lo interesante de este pájaro es que al ser difícil de encontrar se ha convertido en una obsesión para los aficionados.

El Tapaculo Ocelado es un gran atractivo y las personas pueden durar días o semanas en el mismo sitio buscándolo, solo para ojearlo y quizás por lo menos tomarle una foto. Los turistas ornitólogos no piden nada a cambio de estos avistamientos y no le hacen daño a nadie; las regalías son inmensas porque la gente que está de viaje siempre lleva plata en los bolsillos y están dispuestos a divertirse y a tomarse la vida con un aire ligero.  Esta rama de la humanidad basa sus gustos en temas y conceptos que quizás son muy enriquecedores por su carácter contemplativo y de expresión intelectual. Esto sin demeritar los factores circunstanciales de una buena fiesta o actividades de voluntariado, deportes o simple hospedaje con wifi; esto atrae también a pintores, científicos y gente extraña, millonaria y excéntrica.

En el monte existe una biodiversidad deslumbrante y la cultura de admirar la naturaleza es un evangelio que nos da cercanía a lo divino. Imaginar como conviven los elementos, los colores, los movimientos, las reacciones químicas y poder salir a mirar las plantas, estar frente a ellas igual que mi abuelo, parcero ancestro de la misma especie, lo hizo 50 mil años, es estar ahí presente y pendiente a las señales