— Editorial -- eltabiuno.space de Tabio, Cundinamarca, Colombia.

Según mis observaciones, cada día más cercanos al techo de vidrio.

Muy buenas, pueblo, un hermoso día para tomarse un tinto y el tiempo para leer lo que escribí interesadamente. Es una gran realización el estar hoy agradeciendo esta oportunidad para vivir el divino misterio, el divino caos que nos aleja de la verdad absoluta o de la quietud en general.

Lo ideal es pasar el tiempo de la mejor manera sin sufrimientos y/o necesidades. Me imagino que de la mitad de las personas en el mundo prefieren ser masajeados que golpeados, por así decir.  Porque de ser otra la manera estaríamos todos azotados y azotando; se presume que las buenas intenciones tienen mejores efectos en la evolución, el maltrato no conlleva a inventos importantes como la aspiradora gigante.

De alguna manera siempre existen las personas capaces de calcular y prever. Hasta en los lugares más aislados aparece el iluminado con respuestas a las urgencias. Hay que estar muy alerta a la inseguridad, pues en el callejón oscuro espera este personaje para abrazarte, ya que nadie más lo hace. ¿Qué hacer si el ladrón tropieza? ¿Recuperar lo perdido o sacar un serrucho y trozar sus extremidades?, no soy capaz, mejor será entregar maleta y celular y no renegar porque, pobrecitos, solo saben hacer el mal.

Y yo eso lo entiendo. De una mente nublada, recién despertada a producir el antídoto al hambre y al frio, se van quedando las mañas a medida que se progresa y se monta empresa; que la motivación y el énfasis se pierdan rápidamente por la vastedad del mundo y, así mismo, aunque el mono se vista de seda, mono se queda.

Hemos sido testigos por medio de “en vivos” del mejor contenido que se nos ha presentado; no nos podemos quejar tenemos buenos personajes en nuestra novela electoral, que alegran nuestros días con habladuría y promesas divertidas. Antes godos contra liberales ahora un partido por cada huevo de la media cubeta, saltando casillas para ubicarse en la mejor ventanilla, la del recaudo más grande.

Hay múltiples crisis en la comunidad:

Entre ellas la inseguridad y el vivir asustado cuidando las pertenencias y, por supuesto, no puede pasar desapercibida la crisis sanitaria, ignorarla no la hace desaparecer, entra por nuestras narices y deja las micropartículas en los pulmones. Hoy en día pareciera nada salir bien para el viejito que a sus 90 años está en la mitad de la polvareda y los profesionales en obras civiles dicen “ojalá y llueva”, y la señora de los tintos venda que venda, y la maquinaria estancada. Cuando llueve se embarra y si esa polvareda descontrolada prevalece, quizás llegue una ONG extranjera y nos proteja, mamando gallo el aguacero amaga, pero no es certero.

 Hay una brisa con polvo que nubla nuestra vista, esto les evidencia a los otros sentidos que hay un grave error en esta ejecución, por lo tanto, alistémonos para un pavimento lunático y me atrevo a apostar que la mierda saldrá disparada por los inodoros en cualquier momento, por dejar el desagüe más alto que aquel charco.

La duda:

La aplicabilidad de la probabilidad y la estadística es propia de la favorabilidad. Esta lógica debería ser un ministerio de la nación, para poder así mitigar el azar y aplicar un poco mas la ciencia. Hagámonos una simple pregunta ¿Qué posibilidad tiene Tabio de recuperar el orden y la seguridad para dirigirse con sentido de eficiencia a un escenario que sea favorable?, o sea a comenzar un cambio de rumbo.

Hagamos aritmética, el recoveco de la probabilidad para llegar a un resultado que nos permita dimensionar si estamos en caída libre al vacío, siendo generosos con el beneficio de la duda.

Teniendo en cuenta que este tipo de cambios no ocurren mágicamente, sino que se requiere de una mente y un cuerpo que tenga como prioridad la integridad y las soluciones reales y efectivas para el futuro, la pregunta a responder es ¿esa persona existe o no? Y ¿cómo se puede contemplar la posibilidad de que Tabio prospere si esa persona no existiera?

 Ahora la duda permanece y se agudiza, dada la posibilidad que esta persona transparente, inteligente y honorable existiera, tendríamos que ubicarla dentro de los 12 candidatos existentes; el nuevo reto de la probabilidad es que el ilustrado pueblo tabiuno se exprese en las urnas de manera acertada, es 1 entre 12.

La solución:

Aparentemente nuestro problema no tiene solución, los ingenieros se rascan la cabeza y contaminan con su caspa el material de la obra, lo único que si prometen es darle largas a la situación, quizás clavando un tenedor en una matera. Pero a mí se me ocurrió algo que quizás nadie halla contemplado, me permito hacer una sugerencia como para no dar largas a esta crisis sanitaria.

Consiste en conseguir una aspiradora gigante con la cual se puede recoger todo el polvo de calles y andenes; después, se aplica algún derivado o algún tipo de brea sobre las superficies destapadas, esto quita la polvareda inmediatamente y permite que las personas respiren un aire más sano para el organismo. Después de aspirar las calles de Tabio podríamos salvar a los pueblos vecinos con nuestra aspiradora, sería un gran trabajo social humanitario.

Es difícil ver cómo nos distanciamos del paraíso en cuestiones de ingeniería civil. La academia se ha alejado del profesionalismo; estas personas involucradas tienen un defecto y es que no tienen empatía con el bien, son personas que por sus ambiciones desaforadas han caído en la mediocridad, aportando un horrendo adorno a la sociedad que por más que se sacuda, la garrapata no cae. Me parece que la raíz está ya muy aferrada y sin ningún cargo de conciencia.