— Editorial -- eltabiuno.space de Tabio, Cundinamarca, Colombia.

Que la imaginación fluya como riachuelo, por el sendero habitual del agua. Caliente es el centro de la tierra, y los volcanes, las grietas que separan las placas tectónicas. El agua que supura se hierve y se congela, cada gota de lluvia como el aullido de un lobo. Ese es mi ejercicio con esta columna.

Algún día el riachuelo de mi imaginación me llevara por caminos de más caudal, opiniones con la rivalidad más pronunciada; ahora mi madurez me mantiene dentro de la línea. Un gran talento es saber en qué batallas meterse, pues quien despierta pasiones ha de estar listo para enfrentarlas; entonces, quien no tiene nada que perder pelea, pero el que tiene algo prefiere no arriesgarlo.

Por el balcón se escuchan tantas adversidades; el tiempo y las necesidades se conjeturan en la gramática somnolienta del pensamiento al azar. No es fácil conversar con los animales y mucho menos con los radicales que aúllan como lobos tristes y melancólicos.

Una vez al mes hay que cerrar los ojos y sincronizarse con el útero universal que está ubicado en los estadios espectaculares de nuestra biología, o sea en la barriga.

Todos los días tomamos por descontado que podemos salir a una tienda surtida, que el plástico es reciclable y que todavía estamos adaptándonos a tantos lujos; las incomodidades son problemas interpersonales porque pareciera que nos gusta pelear.

No podemos entendernos ¿Por qué aquella ley de la contraria, que es directamente proporcional a la fuerza del impacto, aunque esté estático o no tenga trayectoria? Una vez al mes hay que cerrar los ojos para así poder surtir el cerebro de calma. Si toda la ropa fuera del mismo color todos usaríamos el mismo jabón, la misma crema dental y así nada estaría a la venta sino mas bien dispensado al diario y al detal para cada miembro de la sociedad.

Lo único que piden es el alma y la libertad, a cambio de tres platos de comida al día, por cabeza; eso sí, el postre es un pedazo de bocadillo que pretende ser el contentillo, para que no se sienta uno mal al haber intercambiado la libertad de soñar, por mantenerse en este plano bidimensional. Pero si es verdad que la juventud ignorante y los adultos obstinados mantienen la controversia al tratar de promover la irreverencia.

Las uñas siguen saliendo gracias a que el cuerpo sabe que la guerra no ha terminado y continua desde hace siglos atrás, lo mismo que el pelo, excepto en los lampiños y calvos. Nunca será proporcional el numero de personas capaces de dudar, la gran mayoría traga entero y no sabe siquiera empuñar un esfero; son personas que se encierran en sí mismas con tal de ver a todo el mundo encerrado, y una vez estando encarcelados, regidos por la misma miseria, intentan ser amigos y sonreír como sino hubieran sido ellos los culpables.

El cinismo y la cara dura son las virtudes o desencantos de estos personajes mal educados; es su manera de llegar más lejos. Las personas más educadas están arrinconadas en un régimen ciego y antinatural. La consciencia hoy en día es un computador,  que sabe lo que te molesta y lo que te irrita; sin siquiera divertirse, el aparato nutre a las masas de información pasivamente, sin sentimientos; el día a día pasa y las personas cada vez son más inconscientes.

La gente mentirosa pone cara de chistosa, mientras en mí cerebro yo compongo una canción. Por ende, el cucarrón empuja la bolita de mierdita por los potreros loma arriba y ahí es que pone sus huevitos y no en una canasta.

Los problemas buscan a los inocentes y los culpables buscan la complicación. ¿Por qué vivir en paz y aburrido? los soldados no aguantan la promesa de la guerra, el armamento se oxida y los dientes, al igual que lo cuchillos, se desafilan. Mi pregunta es: ¿porque las personas prefieren el camino difícil, por que mienten, y envidian? porque lo aprendieron de un pariente, porque fueron asustados hasta el punto de que se mueren del pánico al tener paz, lo normal es el conflicto.

En la antigüedad este fenómeno era más natural, pues después de una gran guerra pasaban años de paz, así se reestablecían los ejércitos; en cambio ahora los actores están echados en sofás mirando cosas irritables y poco confiables, peleando por el bien del estado superior de sí mismos. El lío superior es el modo en que la guerra está en la mente de cada uno, el cerebro no se desconecta ni se relaja ni tiene un rumbo natural.

Por eso está claro que la ley de la contraria suele ganar y ahora parece ser mayoría; así mismo el estribo se pierde al enfrentar estas batallas, por eso hay que saber escogerlas, dejar hablando solo al que no pueda contemplar su racionalidad como dudosa. El que sepa reconocer esa mirada torcida, dejará de perder el tiempo, y se salvará de un escenario problemático.

Esta columna larga hace reverencia y le da crédito a las personas que roban y mienten, que a la vez hacen de esta tierra un campo de batalla, de mil guerras que estallan a lo largo de los días. Por algo me refiero a estas personas hermosas que no opinan por miedo, que les huyen a las preguntas y que solo se sienten a salvo cuando están cercanas a alguien que también tiene la conciencia dañada. La religión y sus pecados tipificados han valorado las emociones y sensaciones del cerebro y así han clasificado la grandeza del ser.