— Editorial -- eltabiuno.space de Tabio, Cundinamarca, Colombia.

Hoy, un día más de tinto y supermercado. ¡Buenos días! ¿Por qué trabaja tanto? ¿Qué hay que hacer? ¿Qué se toma? ¡Cuente a ver! ¡No diga! ¡Ya dijo! !No haga más! Buscando tema para el escrito de este mes me he entregado abiertamente a la situación de no tener ni la más mínima noción de qué hablar. Espero que se abra espacio a una retahíla inconclusa; los temas que pasan por mi cabeza son dignos de una tesis sobre déficit de atención.

El orden de mis ideas está como el de las cometas al viento, como esos días donde todos salen a un potrero a mirar las formas de las nubes. Siento que de mí se espera critica. No soy quién para hacerla, pero puedo hacer observaciones respetuosas, aunque, prefiero hablar de cosas; de cosas de las cuales no se sepa; de temas distractores, como, por ejemplo:

Llovió en todo el planeta al tiempo, una llovizna simultánea en toda la tierra, que cayó parejo sobre mares, cordilleras y llanos; agua de una sola nube, un aguacerito chiquito.

Acomodándose al título se van ajustando las ideas; sentados frente a computadores, se produce dinámica en las pantallas. Un párrafo sin sentido es progreso. Las palabras, el tema, el mensaje que nos pone en el ojo del huracán, que mejoran el toque virtual de esta modernidad y nos permite existir en el mundo competitivo, acumulándonos y expandiéndonos. Puede que no sea el momento, pero ¿si no es ya? entonces cuándo.

La utopía financiera es la realización de las metas y puede alcanzarse a través de la honestidad, delatando a los infractores. Este es también un buen tema de conversación, aunque no muy conveniente cuando se trata de los amigos. Es sin embargo imposible contemplar otra salida, hay que participar del concierto de todo corazón, entablar un grado más de confianza entre vecinos, buscando como ánimo único la prosperidad; ¿y por qué no hallarla en comunidad.

La propiedad privada es un tema implantado ya en nosotros y no es debatible. La riqueza va de la mano de la dignidad, del derecho de nacimiento, de la rigurosidad y de nunca intentar sobrepasar las capacidades propias. Hace apenas unos días murió la reina, se pensionó, ahora hay un nuevo príncipe de Gales, y un rey. En su nombre funciona ahora el imperio.

Hay personas muy peculiares, con intereses claramente definidos, y con gustos específicos que completan pasionalmente las expectativas de sus vidas; hay personas que se van entre las ramas dándole peinilla a las hojas del arbusto, pero nunca directamente al tallo.

De momentos desolados, aburridos y cagados, de ahí salen las mejores frases y quedan los recuerdos más pesados de aprendizaje. Un tema con muchas relaciones es el de la espera; eso si es normal. Esperar a que nada pase, a que resuciten los muertos. Las cosas se esconden y la sinceridad las saca, pero en la utopía es el cambio de raíz.

Esa es mi opinión.

La falta de información ubica imágenes obvias en un primer plano, pero sin enfoque la visión no encuentra objeto y se centra en fondos que acumulan nubes. Ser diligente es la mejor opción, aunque de ahí a llegar a ser objetivos nos separa la virtud de la claridad. Es como en el juego de parqués: 

Cuando se sale de la cárcel no se mueve con la misma ficha si se tiene otra viva; y cuando no hay movimiento posible los puntos del dado se pierden. Además, si olvidamos comer con el policia, entonces pailas, paga y se va para la cárcel.

Creo que ya se está aclarando el panorama sobre el sentido de este editorial. El tema más importante del que hay que hablar seguramente es la naturaleza. Los factores distractores mantienen el compás, dando vueltas. Pero no hay una cosa singular más importante en la vida que la crianza de los nacidos dentro o fuera de la tierra.

Lo más difícil es no hablar del elefante en el cuarto. Está ahí, todos lo vemos, aunque no falta quien intenta taparlo con un dedo; hay que pretender que no está, pasándole por encima al sentido común. También hay otros que ni siquiera lo ven, aunque esté desfasada su presencia. De eso se trata mi escrito. Pareciera que estoy evadiendo algo al hablar de tantas cosas, y es preciso lo que hago. Hay algo muy obvio que no he querido mencionar, tan solo lo sabe mi inconsciente, quiero decirlo, pero no sé cómo comenzar, porque no sé con precisión lo que es.

Es crítica, es política, es el ojo del huracán. Mejor mantenerse a metros, mejor no decir nada. Estoy hasta ahora comenzando en esta actividad de publicar y quiero que se sepa que el elefante, cualquiera que sea, está ahí moviendo su larga nariz mientras nosotros seguimos ignorándolo. El elefante puede ser una persona, o un perro, o un problema de salud. Entonces, antes de sincerarme anoto que cumplo con comunicar algunas cosas y espero ante nada que ojalá sean del agrado de todos. Estoy empezando con las redes sociales, por favor compartir subcribirse y dar like!