— Editorial -- eltabiuno.space de Tabio, Cundinamarca, Colombia.

Este año empieza igual que todos. Estamos a 15 de enero de 2023: el mundo aún no se ha acabado y hemos resistido todas las eventualidades que nos ha planteado. Algo que me causa gracia es que al enfrentar esta realidad lo hacemos colectivamente guiados por fuentes de información.

Los horarios son rígidos, como el de las gallinas, y no cesan la pasión por la protesta social, la culpabilidad por el cambio climático, la solidaridad en los enfrentamientos entre grupos armados, la sorpresa por los cambios en la legislatura o por la labor social. A ojo cerrado el periodista mueve las banderas por la libertad de prensa desde la libertad condicional del editor; no es difícil escapar de una jaula abierta, el miedo es quedar hambriento y sediento y de patitas en la calle.

Una retahíla muestra cómo se puede estar desubicado en la realidad. La televisión encarcela una alucinación encomendada a que sigamos la rutina de cumplir las órdenes de una agenda. Eso pienso yo. Pero hay cosas que no entiendo y me hacen sentir único: pensar por ejemplo que hay cosas absurdas para mí y normales para otros abre mis ojos a la culpabilidad de pertenecer al escenario, pero, en forma de un personaje antagónico.

Hay que entender que se trata de la población en general. Las variedades se agrupan y cada grupo es significativo y es para ellos para quien está dirigido el noticiero, no para personas como tú y yo que nos damos cuenta del trasfondo del entramado. Es entonces cuando uno escucha una música de fondo intensa, como la música del tiburón en piano, mientras una piernona se acomoda en su butaca para informarle al pueblo lo que está pasando.

Mientras que en el sofá de la casa miramos la televisión, la columna vertebral debe estar ligeramente posicionada al otro lado del vórtice cerebral para que la antena receptiva tenga mayor efectividad. Las bebidas endulzadas sobre la mesa, listas para el consumo de los diabéticos, vigilan la subida del azúcar en todos los medidores. Escuchamos hablar del estado, de las fuerzas públicas y de la población mientras la información y los hechos se van grabando palabra por palabra en el cerebro de la gente acomodada.

Como organizando estanterías con productos de supermercado, los presentadores de la información se debaten entre un personaje ficticio de tercera persona y su persona natural profesional, con su mejor esfuerzo y sonrisa siguen la guía de una agenda casual que inventaría los productos en los cerebros con gestos, música, telones y montajes.

¿Qué tal esto?

Pregunta el presentador de un noticiero muy popular, quien informa las noticias como si contara un chisme a la señora de la tienda, clavando punzadas con tónica sarcástica y sensacionalista, acompañadas con música de James Bond. Para los oyentes. Cada palabra les quita la seriedad a los acontecimientos.

¿Tendrían audiencia las noticias si no se acompañaran de piernas, escotes, tendencias a la moda y tonalidad cizañera? ¿O será que todavía hay personas que buscan esa fabulosa idea denominada verdad confiable?   

Los temas que tratan de amarillismo: accidentes viales, humor, opinión, deportes, farándula, y propagandas de sí mismos y de otros programas de la estación, deberían ser presentados en otro programa totalmente diferente, durante otro momento. Debería existir un espacio exclusivo para las noticias nacionales e internacionales, como un servicio social al que todas las personas tienen derecho.

No deberían existir interrupciones, propagandas, comentarios personales, gestos, ni nada parecido. Las noticias deberían darse en un lenguaje incluyente, con subtítulos, en una toma estándar que muestre apenas la cara del comunicador, sin sonido de fondo ni tonalidad cadente de sensacionalismo. Los hechos deberían narrarse para ser entendidos, sin dejar el menor margen para que la interpretación se vea afectada.

Esto debe ser regulado, he visto cosas absurdas sobre la fina línea del fuera de lugar; la verdad y la mentira en juego.  ¿Cómo es posible que en los noticieros se presente como noticia los acontecimientos de la novela? También es normal que hablen de lo que está pasando en los “reality shows”, que son en realidad ficticios. Eso lo dice todo, llamar algo “show realista”, a estas alturas del partido.

He llegado a una conclusión luego de todas las noticias que he visto, antes de la novela, y soy consciente que no he llegado a la quietud de la observación clara. Pero puedo ver dentro de las posibilidades factibles varias opciones:

• Que el ochenta por ciento de las personas del mundo evacúen la Tierra para irse a poblar estaciones espaciales, lo que descongestionaría las autopistas y reduciría el consumo de hidrocarburos. La población ideal para la tierra es de 30.000 personas.
• La población muera en epidemia dejando apenas 30.000 personas vivas.
• O que nos adaptemos a construir verticalmente y nos preparemos para los carros voladores, que circulen en las ciudades donde haya miles de millones de personas. La Tierra se poblará en 70 años con más de 180.000.000.000 de habitantes.

Optimismo y clarividencia para todos en este 2023.