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July 8, 2024

— Editorial -- eltabiuno.space de Tabio, Cundinamarca, Colombia.

Por Sebastian Chaves

El mantenimiento del cuero cabelludo

La guerra en las puertas del tiempo, prometedora como siempre, pero devastadora. De un parlante con acento consonante, un abril, un atril y en la punta un diamante bien agarrado cortopunzante. Azadón de tierra, papa salada acostumbrada a que el precio sube por las nubes y en la mañana baja, peca, reza así empata y empaca sus dos papas. Para esta específica nación, todo un rango de empatía, y de una vez saludos a las tristes vecinas que miran con un nudo en el pescuezo hacia atrás y olvidan que no hay que cambiar, sino que hay que seguir con fuerza, orgullo y opulencia.

Así como los Rastafari, quienes desde los principios del tiempo portan sus cabellos en mérito del origen y de las fundaciones del tiempo bajo el cielo, dentro del sistema solar, en el mismo planeta y desde el principio de Haile Selassie y la tierra prometida. Tiempo hasta el final, el  que vivirá la melena del león de la sabana, por eso creen en sí mismos y en sus descendientes, sin nunca cortarse el pelo.  

Uno se puede llegar a cuestionar aspectos de la vida para organizar prioridades; siempre hay una cosa que es más importante que cualquier otra, siempre está esa situación que requiere atención especial, cosas que necesitan dedicación mental para poder surgir. De otro modo la naturaleza, al no encontrar respuesta efectiva ante la realidad de la diligencia, toma acción y envuelve las vidas como una constrictora, con la imposibilidad de recuperar el tiempo perdido.

Aunque el pelo vuelve y crece, una mala trasquilada puede cambiarle una temporada a alguien y así mismo la vida.  La responsabilidad es ligeramente menos seria que la de un dentista o un cirujano, pero sigue siendo responsabilidad. Cuando una persona se considera a sí mismo peluquero debe tener en cuenta que en sus manos está la autoestima de los clientes.

A todo el mundo le crece el pelo. A la gran mayoría le toca ir a cortárselo donde alguien que sepa, ojalá para quedar bien peluqueado, para ayudarle al cráneo con un peinado acorde con su figura. Pero la realidad es que la mayoría de los peluqueros son mediocres y cortan pelo porque es una manera de ganar dinero aprovechando la necesidad. Como resultado, tenemos una sociedad mal presentada en su mayoría, (incluyéndome).

Resulta que casi nunca hay turnos, las salas de espera están siempre llenas porque hoy hay demasiada gente para tan poca silla. Las peluquerías son importantes en todas sus formas, porque de las cabezas siguen saliendo cabellos, bigotes y barbas; de las axilas pelos, del pecho lanas, de las extremidades vellos, y de las intimidades guayas de tractor.

El mercado es tan grande que cualquier persona con un par de tijeras arranca a cortar pelos a como dé lugar. Entonces, estos peluqueros creen que el cliente está buscando una experiencia vivencial y no un buen peluqueado. Gran parte del gremio no tiene ni la más remota idea de la practicidad, pues se pueden demorar más de una hora dándole vueltas al pobre cliente, que sale lleno de pelos en la espalda.

Es como si el cliente tuviera todo el día y le fascinara esperar sentado dentro del submundo de música y pelos de todos los colores en el piso. La estrategia es que el cliente aporta con la presencia a la buena imagen de la peluquería. No es mi impresión, es una realidad: pasan la maquina una y otra vez por donde ya la han pasado mil veces.  

Las aparatosidades de las que yo he sido testigo a lo largo de mi vida, cuando de cortarme el pelo se trata, me han alejado de ser una persona ideal. Tener un mal peluqueado le cambia a uno la vida, no puedo decirlo de una manera menos drástica.

 El día que uno se quiere peluquear toca tener listo por lo menos medio día; después irse a bañar y cambiar de ropa. En el mundo del peluquero, ellos son los protagonistas; los clientes van y se sientan en su silla mientras ellos hacen un performance en el que pueden echarles alcohol entre los ojos, dejarlas sin cejas, o entresacar un vellón saludable solo por usar las tijeras esas. En el mejor de los casos, someterlos a un degrade de 45 minutos que los convierte en más soldados del conflicto estético. Los clientes no tienen nada que ver, solo pagan y se van trastornados.

la inconsistencia es tal que yo me pregunto por qué cortar pelo, sin entender lo importante del sentido de la profesión. No se trata de un pasatiempo, y simplemente debe hacerse ágilmente. La responsabilidad es grande, pero una persona que sabe cortar pelo bien puede ayudar a mucha gente, y aparte de eso se convierte en multimillonario inmediatamente.

En principio un buen peluquero debe tener una idea de qué peluqueado le quedaría bien a su paciente. Partiendo de ahí surge la pregunta, ¿desea algún peluqueado en especial o le gustaría oír algunas sugerencias? Lo que sigue es cuestión de procedimiento, la idea de amarrar la capa alrededor del cuello es para que los pelos pequeños no se vayan por la camisa, si esto se hace bien y a conciencia el cliente no tiene por qué bañarse ni cambiarse de ropa al terminar.

He sido un damnificado de aquellos peluqueros que no conciben la lógica, trabajan aleatoriamente diferentes ángulos. Comienzan por ejemplo con medio bigote para seguir con dos tijeretazos en el copete y después la cero detrás de la oreja derecha, antes de desplazarse de un lado al otro cantando y cambiando guías, para regresar y terminar la otra mitad del bigote.

Los buenos peluqueros inmediatamente se cotizan y cobran cualquier cantidad de plata. Un buen corte no está ni cerca del alcance de la mayoría de las personas. esta semana me hace pensar que tengo mucho tiempo libre que debo ocupar; y a todos los peluqueros que me han motilado, los perdono conmemorandolos en la celebración de los Santos Oficios.

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